Lo sucedido el 13 de Julio día del nuevo natalicio del Presidente Donald Trump, deja marcado con línea roja la participación de los más comprometidos en el atentado.
No obstante haber participado muy estrechamente, los agentes del Servicio Secreto, mediante una honrosa actuación pusieron en alto su corporación y NADA TIENEN QUE TENER DE REFUTABLE EN SU ACTUACION QUE FUE DE MUY BUEN NIVEL PROFESIONAL.
En el lado opuesto comienza tragar culpas la ausencia del lugar de su jefa junto con los tres minutos previos al tiroteo ya que debió estar presente o al menos atenta ya que era la encargada de dar las ordenes de proceder en casos tan prominentes conforme a los lineamientos marcados en el protocolo de seguridad a los funcionarios y candidatos que pretenden ocupar cargos de muy alta envergadura, como lo es el de ser candidato a jefe de gobierno.
La línea de culpabilidad señala con el índice de culpabilidad al Señor Mayorcas, quien es un demócrata consagrado que ocupa un privilegiado lugar en el gobierno, pero que su desempeño en el cumplimiento patriótico, es de muy baja intensidad y si de mucha militancia a favor de los demócratas, que defienden su posición con múltiples actos en contra de un gobierno que debería ser Republicano, y no lo es, por muy marcados actos que los acusan de una sospechosa complicidad en contra de largos períodos en contra de la Nación, especialmente en la frontera sur del país.
Siguiendo la línea de fuego acusador, tenemos al fallido Presidente Biden quien obligado por su pesada carga de los desafortunados pasos erróneos por el mundo y en la propia nación, no se salva de ser un activo participante que para la buena fortuna de Trump no pasó a mayores en los resultados obtenidos.
Por mayor nivel en el rango de poder tenemos a Soros y Compañía, auténticos fanáticos de buscar afanosamente
ver reducido a escombros esta nación que les ha brindado una vida plena llena de halagos inmerecidos por su tozuda ambición de poder y riqueza, quienes son los dictadores del actuar del renunciado presidente quienes se dedican a lanzar las piedras de muerte y esconder de inmediato la mano.
Quiera nuestro Señor Jesucristo que en mi apreciación de estos lamentables hechos, tenga yo una visión que este alejada de la realidad, que en vez de lo mencionado, los acusados tengan contundentes argumentos que puedan presentar a su favor.
AMEN, AMEN Y AMEN.
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